En la vida, a veces vienen tormentas inesperadas. Vivo tranquilo, creyendo bien en Jesús y de repente, me sorprendo cuando ruge una tempestad. Me aferro a Dios. Pero no hay respuesta. Parece como si Dios estuviera durmiendo. Hemos pensado que creyendo en Jesús todo nos iría bien. Creyendo en Jesús, ¿sanan todas las enfermedades? Si creemos en Jesús, ¿Todo será prosperidad? No. Aunque creamos en Jesús, hay ocasiones cuando las cosas no salen bien. Son más las veces que no todo sale bien. Nuestra fe debe avanzar un paso más, del nivel de fe que dice: “todo está bien al creer en Jesús”. Si creemos en Jesús, si hay bendiciones. Pero, hay tribulaciones también. Luego de la verdadera tribulación, viene la verdadera bendición. Las primeras bendiciones son bendiciones simples, que se pueden obtener fácilmente en el mundo.
En la vida, siempre debe haber tempestades. Es importante saber cómo soportarlas. Es importante saber cómo entenderlas, cómo aceptarlas y cómo lograr la victoria a través de ellas. Pueden venir tormentas aun cuando el Señor está muy junto a nosotros. Se siente como si el Señor se durmiera cuando viene la tempestad. A pesar de las circunstancias, confiar en Jesús es fe. Alguien que se aflige y angustia, por las circunstancias, no es una persona de fe. El que no se engrandece aunque prospere, el que tiene un corazón que confía en el Señor constantemente con humildad, quien no tiene temor, quien tiene en su corazón la paz celestial, esa persona es un hombre o una mujer de fe.
Jesús manifiesta el poder/ ha Yong-jo
Tomado del Tiempo con Dios ensayo para meditar Julio 19 de 2011